La ciudadanía casi ausente. Nos han acobardado, cooptado, manipulado, mal educado y excluido para desentendernos de nuestros sueños, esperanzas y valores, poniendo en riesgo nuestra vida y la de nuestros hijos.
En medio de tanta tragedia social, económica, cultural y política, han emergido valiosas, pero pocas, voces reivindicativas de derechos y dignidad. Activistas políticos, comunitarios, estudiantiles, pueblos, mujeres y jóvenes que han osado levantar su voz para denunciar el...
La ciudadanía casi ausente. Nos han acobardado, cooptado, manipulado, mal educado y excluido para desentendernos de nuestros sueños, esperanzas y valores, poniendo en riesgo nuestra vida y la de nuestros hijos.
En medio de tanta tragedia social, económica, cultural y política, han emergido valiosas, pero pocas, voces reivindicativas de derechos y dignidad. Activistas políticos, comunitarios, estudiantiles, pueblos, mujeres y jóvenes que han osado levantar su voz para denunciar el colonialismo violento y autoritario, han sido criminalizados, perseguidos o eliminados con tal de mantener el sistema opresivo.
Dentro de esos pocos y valientes luchadores y luchadoras, figuran pocos defensores de derechos humanos y de la libre expresión que hoy están sufriendo el rigor autoritario que, utilizando a su favor las leyes, mal interpretadas y aplicadas, mantienen en los tribunales de justicia a estos ejemplares ciudadanos.
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Los apáticos, conformistas, conservadores e individualistas debemos entender que la lucha, como la de Nanci Paola Chiriz Sinto, debería ser nuestra lucha. Ella alzó su voz. Legítima y reivindicativa. Y eso le ha costado una ingrata persecución judicial, donde se han conjugado todos los niveles cooptados del Estado, para intentar condenarla por ejercer sus derechos; nuestros derechos.
Nanci Sinto está sufriendo un desgaste individual y económico, por el poder del Estado que no escatima esfuerzos para acallar las voces democráticas. Máxime si son mujeres, porque acá no se acepta que las mujeres se pronuncien ni a nivel privado ni público.
Hay algunos compañeros y compañeras solidarias que la están acompañando ante los subterfugios de los operadores de justicia, que le niegan sus más elementales derechos, lo cual demuestra la perversión del sistema de justicia que hemos permitido.
El sufrimiento y agobio de Nanci Sinto, es culpa nuestra. Por la omisión como ciudadanos que no nos interesa el futuro. Nos conformamos con las migajas que nos derrama el sistema oligárquico. Y nos volvemos cómplices de la debacle que está sufriendo el Estado y la sociedad. Cooptación de todos los órganos estatales, privilegios productivos y comerciales que alientan monopolios que atentan directamente contra la seguridad y soberanía alimentaria del pueblo. Autoridades títeres de los bloques de poder, que sumisos pero conscientes, les hacen el juego y garantizan sus privilegios a costa de los pueblos.
Deberíamos brindar, si somos conscientes, todo tipo de apoyo material, económico, moral y técnico a la lucha de Nanci Sinto, porque su lucha, al igual que la de muchos de los perseguidos, es nuestra lucha.
Pero, volteamos la vista a la cruda realidad.
Empecemos por recuperar nuestra dignidad y ciudadanía, en busca del buen vivir, apoyando y haciendo nuestra la lucha de Nanci.
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