"¡Que renuncie!", gritaban algunos. Otros exigían que retomara el diálogo, ese que la ministra de Educación Cynthia del Águila no ha tomado. La funcionaria se hizo presente en el Parque de la Industria para reanudar ahí las clases que llevan suspendidas desde hace más de un mes, a causa de la toma de los establecimientos por estudiantes que se oponen a la reforma en la carrera de magisterio.
La ministra fue rodeada por los normalistas y conducida al interior de uno de los salones del parque de la Industria para retomar el diálogo. Ahí esperaron algunos minutos. Los estudiantes observaban a la delegada, mientras ella respondía llamadas y hablaba con los funcionarios que le acompañaban.
"¿Qué esperamos?", preguntaba una estudiante.
Su compañera no pudo responderle.
Cinco minutos después, el sonido de las bombas lacrimógenas se volvieron a escuchar. Y es que dos horas antes los estudiantes se enfrentaron con piedras a los agentes de las Fuerzas Especiales dela Policía, que lanzaban agua y gas pimienta.
Bajo la dirección del ministro de Gobernación, Mauricio López Bonilla, tres pelotones antimotines rodearon el sitio, ingresaron al salón, sacaron a la funcionara y desalojaron a los normalistas.
Los estudiantes respondieron con piedras a las bombas lacrimógenas que lanzaban las fuerzas de seguridad. Varios estudiantes, además de un agente de seguridad, resultaron heridos. También los fotoperiodistas, Luis Soto, de elPeriódico, y Estuardo Paredes, de Prensa Libre.
Horas más tarde del enfrentamiento, decenas de agentes se apostaron en las afueras del Instituto Rafael Aqueche, de la Escuela Normal Central Mixta, y del Instituto Centro América.
Para evitar violentos desalojos, los normalistas decidieron abandonar los establecimientos.
Más de veinte estudiantes salieron del Instituto Rafael Aqueche, y subieron a ambulancias de los dos cuerpos de bomberos.
No pusieron resistencia. Sin embargo, señalaron que continuarán con las protestas contra las modificaciones a la carrera magisterial. Las ambulancias se alejaban y sus consignas se desvanecían: "Somos estudiantes, no delincuentes", "Estudiar y vencer para..."
Luego de que se alejaran los normalistas, López Bonilla ingresó al centro educativo, y arriba de la puerta un cartel decía: "Lo sentimos, nos fuimos de viaje".