Existe un debate con argumentos de peso a favor y en contra de la validez y el valor real de las encuestas de intención de voto, el cual suele zanjarse afirmando que la verdadera encuesta será el día de las elecciones, lo cual, por supuesto, es válido. En mi opinión, sin tomarlas como profecías exactas o ejercicios de certeza, las encuestas son mediciones indicativas que, sabiendo interpretarlas, sí son muy útiles para saber qué esperar y cómo tomar decisiones.
La última encuesta que vi mantenía la tendencia de las últimas semanas. Las respuestas para la pregunta de por quién votaría el encuestado las encabezó Sandra Torres con el 21 %, seguida de Zury Ríos con el 14 %. En el tercer lugar había un empate entre Thelma Aldana, Alejandro Giammattei y Roberto Arzú, con 8 % cada uno. Siguen, con porcentajes por lo menos superiores al margen de error de la encuesta (2.6 %) o comparables con este, Edmond Mulet con el 4 % y Edwin Escobar con el 2 %. Obviamente, esta medición fue previa a las decisiones tomadas por la Corte de Constitucionalidad (CC) la semana pasada.
Si uno cree en los resultados de esta encuesta (cuyo rechazo, insisto, es un escenario posible, pero cuya aceptación es un escenario de análisis objetivo), es claro que Sandra Torres estaría ocupando uno de los dos lugares de la segunda vuelta. Así, los reacomodos que se producirán luego de las decisiones de la CC que dejaron fuera a Ríos y a Aldana se concentran en la lucha por el segundo lugar en las elecciones.
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Un primer escenario es que no hay reacomodo y que la encuesta permanece invariable, con lo cual sería Giammattei o Arzú quien pasa al balotaje en disputa cerrada (similar a la que se dio entre Sandra Torres y Manuel Baldizón en 2015). Un segundo escenario es que sí hay reacomodos, los cuales se producen principalmente en la forma como se redistribuirían los votos que supuestamente habrían recibido Ríos y Aldana, que no son pocos por tratarse de los lugares segundo y tercero en las encuestas anteriores. ¿Cómo votarán ahora los simpatizantes de Ríos y los de Aldana?
Una primera disyuntiva es si votarán nulo o favorecerán a otra candidatura. La opción de votar nulo correspondería al voto duro en cada caso: para ellos era Zury o Thelma o ninguno. Sin embargo, las simpatías duras nunca son la totalidad de los simpatizantes, por lo que es esperable una redistribución en favor de otros candidatos. Así, quienes pensaban votar por Zury Ríos o por Thelma Aldana y que no votarían nulo, ¿por quien votarán?
Para responder esta pregunta podrían resultar importantes la ideología, las propuestas de planes de gobierno y la oferta electoral en general, la personalidad y las habilidades del candidato o la candidata, la cantidad de recursos para hacer campaña y el antivoto, entre otros aspectos. Uno esperaría que el voto derechista conservador de Zury Ríos se repartiera entre Giammattei, Arzú y posiblemente Julio Héctor Estrada, mientras que el voto progresista, de centroizquierda o de izquierda de Thelma Aldana migraría hacia la misma Sandra Torres, pero es más probable que se reparta entre Edmund Mulet, Thelma Cabrera, Manfredo Marroquín y otros.
Para tener indicios del reacomodo, que en mi opinión sí se producirá (es decir, cuánto pueden crecer la intención de votar nulo y la forma en que se distribuirán los votos de Zury Ríos y de Thelma Aldana a favor de otras candidaturas), creo que ahora más que nunca se necesitan encuestas bien hechas. Y me parece que estas mediciones, además de necesarias a menos de un mes de las elecciones, son urgentes.
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