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¿Quién educa a sus hijos sobre sexualidad?

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¿Quién educa a sus hijos sobre sexualidad?

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A pesar de tener los medios para implementarse, la Educación Integral en Sexualidad todavía no consigue llegar completamente a las aulas de las escuelas e institutos de Guatemala. El Ministerio de Educación ha dado pasos hacia adelante, pero las carencias en la capacitación a profesores y la constante desinformación han retrasado los avances.

“Ningún método previene de una Infección de Transmisión Sexual (ITS). Más de algo tiene que pasar por ahí”. “La homosexualidad es pecado, lo dice Dios”. “Si veo una mujer bonita por la calle, no está mal decirle que está linda”. “Las pastillas anticonceptivas previenen de ITS”. “Las mujeres tienen que estar en casa, cuidando a los hijos”.

Las frases son recogidas a la salida de varios institutos de la zona 1 de Ciudad de Guatemala. Pertenecen a adolescentes de entre 15 y 19 años, que hablan de sus conocimientos en sexualidad. Risas nerviosas, miradas de complicidad, otras de vergüenza. Para muchos no es fácil conversar del tema.

Pero también hay otro tipo de declaraciones. “Suelo hablar del tema con mi mamá”. “El VIH solo lo detiene el condón”. “Los hombres tienen que respetar a las mujeres”. “Nada justifica que me revisen el celular. Si desconfía de mí, que se vaya”. La diferencia depende de la calidad de la Educación Integral en Sexualidad (EIS) que hayan recibido en las aulas.

Todos los jóvenes entrevistados aseguran que recibieron lecciones del tema. Que estaba en el temario y que sus profesores les enseñaron algunas nociones básicas. Tiene sentido, la EIS está dentro de los lineamientos del Ministerio de Educación. El Currículum Nacional Base (CNB), un extenso documento que establece las competencias que cada estudiante debe alcanzar en los diferentes niveles educativos, recoge este tipo de educación en tres áreas: la de ciencias naturales; la de ciencias sociales y formación ciudadana; y la de productividad y desarrollo.

Temas como la práctica sexual responsable, las infecciones de transmisión sexual, la equidad de género, la empatía, el respeto a la diversidad y la aceptación positiva de la diferencia forman parte de los contenidos, aunque nunca se menciona la EIS como tal.

Oliver de Ros

Pero el CNB no da garantía de que la Educación Integral en Sexualidad se imparta con calidad. Partimos de un problema básico. La mayoría de profesores no han sido educados en sexualidad ni en sus casas ni en las escuelas. Para muchos, lo aprendido se quedaba en el aparato reproductor masculino y femenino. Ni hablar de relaciones sexuales. Dios traía a los bebés, y ahí se zanjaba el asunto.

Quienes entonces recibieron este tipo de “aprendizajes” son lo que hoy tienen que enseñar en sexualidad a adolescentes ávidos de información. Pero sin una buena base, ¿cómo van a transmitir los conocimientos?

Pasos lentos

En el Instituto Nacional Mixto de Educación Básica Adrián Zapata, en la zona 2 de la capital, es la hora del recreo. Cuando suena el timbre que anuncia el receso, decenas de estudiantes salen de las aulas en dirección al patio. Gritos, carreras, un balón que sale disparado (“¡Aguas, aguas!”). Cuatro adolescentes —dos chicas y dos chicos— conversan despreocupados. “¡Muchas parejitas! ¡MUCHAS PAREJITAS!”, les grita desde el portón el profesor de matemáticas, encargado de supervisarlos. Una de las chicas responde algo inaudible y los cuatro se alejan hacia otra área del patio.

“Dentro del aula y fuera está prohibido que los alumnos sean pareja. A estas alturas tienen las hormonas bien desatadas”, cuenta Juan José Rompich, profesor de ciencias naturales. Dora Marina De Paz y él son los encargados de enseñar sexualidad a adolescentes de entre 13 y 16 años.

Rompich y De Paz aseguran que debería existir un curso específico de EIS. “Aquí solo vemos un tema”, dice ella, que, como mucho, se tardan un par de semanas en impartir. Además, admiten, a pesar de que se basan mucho en el libro de texto, toman sobre todo como referencia sus propias experiencias. Y, claro, esto tiene sus limitantes. Aunque los dos comparten unas ideas bastante progresistas —“las mujeres no tienen por qué ser madres si no quieren”, “hay que tratar la sexualidad como algo natural”—, en momentos puntuales se les escapan algunos conceptos desfasados —“yo enfoco la homosexualidad como un problema social”—. Todavía mucho que desaprender. Y esto no es fácil.

Aura Griselda Méndez lleva 10 años como directora de este instituto. “Son cosas muy delicadas —dice refiriéndose a los estudios en sexualidad—. No todo el mundo puede darlas”. La Educación Integral en Sexualidad no es como las matemáticas o la biología. No se toma como una ciencia exacta. Cada profesora, cada profesor, puede impartir unos conocimientos totalmente diferentes. El problema es que cuando estos maestros no recibieron ninguna capacitación en el tema pueden dar una información cargada de estereotipos. 

Oliver de Ros

No es el caso de todos, pero muchos tienen esa carencia. La situación fue identificada por el actual ministro de Educación, Óscar Hugo López Rivas. que tiene una amplia experiencia en EIS. Trabajó 12 años en AGES, la extinta Asociación Guatemalteca de Educación Sexual, como instructor, jefe departamental, jefe de capacitación y jefe del programa de educación sexual de adolescentes.

“El problema que habíamos identificado es que el curriculum podía tener el tema, podía abordarlo, pero si no hay profesores formados, usted como profesor puede hacer lo que crea conveniente, no lo que es conveniente”, lamenta.

Por ello se decidieron implementar —o mejorar las que ya existían— varias modalidades de educación, tanto a profesores como a estudiantes de profesorado.

Empezamos por estos últimos: La EFPEM, la Escuela de Formación de Profesores de Enseñanza Media. López fue director de la institución, que pertenece a la Universidad San Carlos de Guatemala (Usac), antes de asumir como ministro. Alrededor de 2009, comenzó a trabajar de manera aislada unos diplomados con apoyo del Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa).

En su etapa al frente de la institución, López elaboró un curso para integrarlo al pensum de la escuela. Lo tituló La educación media y la formación integral del adolescente. “El diseño del curso llevaba implícito un componente fuerte de educación sexual. Una educación sexual que hace ver que el adolescente es un ser sexuado, que tiene necesidades, que está en desarrollo físico, psicológico y social y está ávido de conocimiento —cuenta el ministro—. Necesita aclarar dudas, tener una oportunidad de informarse, con contenidos, con conocimientos, pero también de desarrollar valores, actitudes, para que cuando tenga que tomar decisiones, las tome bien”.

Hoy el curso lo imparte Danilo López Pérez, director actual de la institución. López asegura que es un aporte importante, pero reconoce que no es suficiente. Por ello, en el rediseño curricular que se encuentran planificando, tienen en mente incluir la Educación Integral en Sexualidad como una materia específica.

Además, cuenta el ministro, los profesores que ya trabajan en el sistema y participan en el Programa Académico de Desarrollo Profesional Docente (Padep) reciben una formación para mejorar su desempeño. “En esa formación ya hay una asignatura que aborda la EIS”, explica López. Otro avance, pero, de nuevo, con límites. En el proceso hay actualmente 30 mil docentes. Apenas una cuarta parte del total de maestros.

Para reforzar esto, Unfpa realiza en la actualidad un diplomado online que durante ocho meses forma a los profesores de básico y diversificado en EIS. El fondo inició el proceso de formación hace 10 años. Comenzó realizando borradores de materiales, viajando a departamentos, analizando la receptividad de docentes, padres y estudiantes… Así se crearon las 11 unidades temáticas que hoy se usan como referencia para impartir la EIS. A partir de estos aprendizajes, explica Roberto Luna, oficial de educación y juventud de Unfpa, se diseñó entre 2016 y 2017 un curso para la formación docente. Así  consiguieron llegar a 2,500 docentes de 625 centros educativos.

En algunos centros educativos, para suplir las carencias de la formación del profesorado, se apoyan en organizaciones que de vez en cuando llegan a dar charlas a los adolescentes. Asociación DonAmor es una de ellas. Hoy están en el instituto Adrián Zapata, de zona 2, hablándoles a los alumnos sobre las pandillas.

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La organización publicó el año pasado un estudio donde se analiza la enseñanza en sexualidad en seis institutos de Ciudad de Guatemala. Según los resultados, el 40% de profesores consultados no tienen un concepto integral sobre educación en sexualidad. Además, el 72% de los docentes no había recibido capacitaciones sobre EIS.

La supervisión, los fondos

¿Y quién supervisa que se esté impartiendo Educación Integral en Sexualidad de calidad? Aquí, la segunda parte del problema.

Óscar Hugo López explica que hay técnicos del ministerio que le dan acompañamiento a centros educativos. “Pero debo decir que es un seguimiento incipiente —admite—. Tenemos solo 103 supervisores para 124 mil maestros. Casi es nada”.

Estos supervisores también deben revisar centros privados. Diana Brown es directora de la Asociación de Colegios Privados: “la supervisión en general llega una única vez al año a hacer una visita ocular para levantar el acta de inicio del año escolar”, resume. “Hay reuniones bimensuales a las que asisten directores de establecimientos públicos y privados. Informan de cualquier disposición ministerial. Pero, así como una supervisión puntual, que venga todos los lunes... No. Es que no se dan abasto”.

Además, los supervisores no se dedican solo a revisar las clases sobre Educación Integral en Sexualidad. Y aquí hay otro problema. ¿Están los inspectores capacitados para analizar la calidad de la EIS?

Lo cierto es que este tipo de educación ha tenido altos y bajos, según los diferentes gobiernos. Esto lo dice cualquier persona que entienda del tema y haya hecho un análisis de la situación en las últimas décadas. También dicen que, aunque no debería ser así, esto sucede porque se deja a discreción de cada ministro —y de sus creencias y convicciones sociales y religiosas— un derecho recogido en las leyes guatemaltecas.

Cuando Óscar Hugo López llegó a la cartera se encontró con un panorama desolador. “Cuando vengo al ministerio veo que el tema estaba en el congelador. No había una prioridad en el tema del abordaje. Lo único que dije es que esto yo lo considero prioritario, así que les indiqué que deben darle toda la atención al tema con los pocos recursos que tenemos y la coordinación que puedan hacer con Unfpa y los organismos que colaboren”, cuenta. “Esa fue una instrucción, se ha seguido. Y con lo poco que tenemos hemos llegado a darle una revitalización al tema”.

Ha costado que se aprueben fondos para la EIS. Este año, asegura el ministro, harán una propuesta para incluir presupuesto con el fin de hacer intervenciones integrales en varios temas. Uno de ellos, la Educación Integral en Sexualidad. Algo que echan en cara especialistas en el tema es que no haya un programa que garantice el dinero.

Una buena parte del presupuesto viene de la cooperación internacional. ¿Pero qué pasaría si en algún momento se retirara del país, o dejara de considerar este tema como prioritario? “Es un riesgo —admite el ministro—. Creo que lo ideal a futuro inmediato es que podríamos tener ya un diseño propio de un programa con presupuesto”.

Educar en medio de la desinformación

Hay una premisa común. La Educación Integral en Sexualidad no se ha logrado implementar al cien por cien (en los más de 40 años que se lleva hablando de ella en Guatemala) por presiones de grupos conservadores. En este tema, como en muchos que tocan los Derechos Sexuales y Reproductivos, hay mucha desinformación. Y la desinformación lleva a incrementar los prejuicios.

La EIS es un concepto muy básico —dentro de la complejidad de temas que trata—.  Desde algunos de estos grupos se intenta hacer creer que su fin es promover el aborto y volver homosexuales a los niños. Las lecciones son muy diferentes, mucho más sencillas: consisten en aprender a tomar decisiones responsables con relación a la sexualidad y respetar las de las demás personas.

Verónica Simán, representante de Unfpa en Guatemala, recuerda que el énfasis debe hacerse en la palabra “integral”. “No se quiere ver solo lo biológico. Es el plan de vida. Darles herramientas, enseñarles derechos humanos, resolución de conflictos, las relaciones en el noviazgo, cómo no dejarse imponer, la asertividad, decir ‘no es no’, ayudarles a identificar la violencia en el noviazgo: si me quita el celular, si me controla...”.

 

 Algunos de los temas que contempla la materia de Educación en Sexualidad

 Las desigualdades de género.

 Anatomía y proceso reproductivo.

 Anticoncepción.

 Comprensión del VIH y otras ITS.

Autoestima y empoderamiento.

Respeto por el cuerpo.

Comprensión de que el sexo debe ser agradable y consensual.

La sexualidad como una parte saludable y normal de la vida de cada persona.

Los derechos sexuales y la ciudadanía.

 Visión positiva de la diversidad

La discriminación, sus efectos dañinos y la capacidad para lidiar con ellos.

Dinámica de poder y reconocimiento de las relaciones saludables y enfermizas 

Normas comunitarias y mitos relacionados con el poder y el género.

Las relaciones sexuales no consensuales. 

Emociones, intimidad.

Comunicación, confianza y honestidad en las relaciones.

Desarrollo de una creencia en la igualdad.

El problema llega cuando los adolescentes no tienen esta información y la buscan —porque la buscan— en otros espacios que no son tan sanos. Por ejemplo, la pornografía. Danilo López asegura que la niñez aprende sexualidad de literatura, periódicos, anuncios… “La televisión muestra escenas de sexualidad muy fuertes. Si el niño no está preparado para eso, va a recibir un choque”.

“Los jóvenes tienen más acceso al conocimiento —expone el ministro López—. Ahora los maestros no deben preocuparse por qué darles a conocer a los alumnos, sino más bien enseñarles a discriminar lo que es correcto, incorrecto, entre la información válida y no válida”.

Aun así, hay personas, grupos, que consideran que la Educación Integral en Sexualidad (EIS) no debe darse en las aulas. “Este es un tema en disputa, política y simbólica —apunta Sandra Morán, diputada de Convergencia—. Hay toda una línea bastante presente de oposición a la EIS basada en el pensamiento pentecostal de las iglesias. Ellos son los que se han opuesto de forma activa a cualquier acción que pretende concretar que haya este tipo de educación”.

Ana Silvia Monzón, socióloga e investigadora de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), asegura que dentro del sistema educativo “hay muchísimas formas burocráticas de retrasar procesos, de que las cosas sean más lentas, que se vayan por otro lado”.

En la EFPEM, Danilo López añade que muchas veces el problema con el que se encuentran los maestros está en la misma dirección de las escuelas e institutos: “Los directores no dejan abordar esos temas. A los alumnos de la Escuela les damos la preparación académica, pero siempre les decimos que tengan la precaución de abordar la temática”.

Pero si la EIS no debe darse en las aulas, ¿quién debe formar entonces a los niños y adolescentes? Diana Brown, de la Asociación de Colegios Privados, responde rápidamente a esa pregunta: “Esa es labor de la familia. No le compete a un colegio dar esa educación en sexualidad o en la afectividad, más allá de los sistemas reproductivos”.

Aquí surge otro problema. A una madre y a un padre que no han recibido formación en sexualidad se les va a complicar esta educación. De nuevo, Brown tiene respuesta a esta inquietud. “Las escuelas para padres. Ahí se les dan las recomendaciones de cómo enfocar, cómo abordar el tema. Al papá, al padre de familia, se le tiene que decir cómo enfocarlo. Que sí, es una actividad placentera pero no es para ser promiscuo. Ahí es donde ya entramos con los valores. Es encaminar todo esto con un estilo de vida”.

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Danilo López no comparte esta idea: “En casa dicen que lo aborden en la escuela, en la escuela no, que sea la iglesia o su casa. El pobre niño o niña está en esa incertidumbre. En eso viene la adolescencia y es donde explota todo”.

En 2007, la Conferencia Episcopal de Guatemala publicó un manual para aliviar dudas al respecto de cómo educar a niñas, niños y adolescentes en sus hogares. Lo tituló “Educación para el amor”. Además de proclamar la castidad y la “rectitud moral”, el manual también guarda un apartado para hablar de métodos anticonceptivos.

Por ejemplo, del Dispositivo Intrauterino (DIU), que el documento define como un medio abortivo, dice que “además de la deformación moral, presenta riesgos físicos como la posibilidad de embarazos ectópicos” (es decir, fuera del útero). De la píldora postcoital —la “píldora del día después”, como se la conoce comúnmente—, que también definen como abortiva, destacan que actúa sobre el hipotálamo para inhibir la ovulación.

Según varias ginecólogas consultadas, alguna de esta información es errónea. El DIU no es un medio abortivo: tanto el dispositivo de cobre como el hormonal impiden la llegada de los espermatozoides al óvulo. La píldora postcoital tampoco podría ser considerada abortiva, pues actúa en el lapso entre la eyaculación y la fecundación del óvulo.

Brown no tiene certeza de si ese manual se utiliza como referencia en colegios católicos. En el Mineduc desconocían de su existencia.

¿Y cómo se han vivido las presiones de grupos conservadores en el Ministerio? Bienvenido Argueta fue ministro de educación durante cuatro meses en el gobierno de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), de Álvaro Colom. Su gestión tuvo un papel crucial para la Educación Integral en Sexualidad. Argueta fue quien impulsó la aprobación del reglamento de la Ley de Planificación Familiar. En el documento, creado en 2009, se especificó que el Ministerio de Educación debía redefinir la propuesta curricular de estudios en el nivel secundario en cuanto a los contenidos referentes a salud reproductiva.

“El reglamento de la ley de planificación familiar estaba estancado en el Ministerio de Educación —relata Argueta—. Me avisan de que ha habido un dictamen desfavorable. Hablo con la comisión respectiva y les pido razones de por qué está entrampado. El único argumento que me daban era que la ministra que me antecedió —Ana Ordóñez de Molina— no estaba de acuerdo. Pero no me daban razones”.

El exministro cuenta que se revisó el documento, se dio el dictamen favorable y el reglamento se aprobó. Esto tuvo claras consecuencias. “En primer lugar por la Conferencia Episcopal, particularmente por el arzobispo de ese entonces, que era Monseñor Rodolfo Quezada Toruño, que no lo tomé a mal, porque ellos también tienen derecho a tener opinión. No obstante, la regulación queda al Ministerio de Educación, porque es un Estado laico. Posteriormente, alinearon a la Alianza Evangélica para que también se opusiera”.

—¿Cómo eran las presiones?

—Llegaron obispos al ministerio a querer negociar conmigo. El problema es que la ley no se negociaba. En el Mineduc se mantiene una estructura de poder. Hay alianzas de gente que tiene un pensamiento liberal, y otros que tienen un pensamiento conservador. Y uno de los puntos de la alianza es no dejar que se incorpore seriamente el tema de sexualidad —concluye Argueta—.

Óscar Hugo López rechaza totalmente esta alianza. De su parte se reciben hoy tres negaciones —tajantes, inapelables— al consultarle acerca de posibles coacciones.

— ¿En los dos años y medio en el cargo ha recibido presiones de grupos conservadores para evitar que se implemente la Educación Integral en Sexualidad?

— No.

— ¿Le han pedido audiencia, de la Iglesia Católica, de la Alianza Evangélica?

— No.

— ¿Ha recibido algún comentario del presidente Jimmy Morales —declarado abiertamente evangélico— acerca de la Educación Integral en Sexualidad?

— No.

Las consecuencias de los prejuicios

Estos hechos podrían parecer algo aislado, puntual. Pero en Guatemala son una traba importante para lograr sentar la EIS en escuelas, institutos y colegios.

El año pasado Flacso publicó un informe financiado por el Instituto Guttmacher, sobre la implementación de la EIS en escuelas e institutos de Guatemala. Ana Silvia Monzón fue la coordinadora de este.

Las conclusiones del estudio fueron catastróficas. Según la investigación, el 49% de los profesores no había recibido ninguna capacitación previa. El Ministerio de Educación solamente coordinó el 37% de la formación. “No tienen ni idea, nunca han sido formados en EIS y les ponen a dar clases. Y eso es grave”, lamenta Monzón.

Además, el documento destaca que solo el 7% de los estudiantes han sido formados sobre los temas de la Educación Integral en Sexualidad. “Los profesores transmiten mensajes contradictorios sobre EIS, incluyendo mensajes negativos como que las relaciones sexuales son peligrosas, y no tenerlas antes de casarse”, señala el documento.

Y de ahí, surgen respuestas como las del primer párrafo de este reportaje.

¿Qué tendría que pasar entonces para que la Educación Integral en Sexualidad llegue y se quede finalmente en las escuelas e institutos? Las respuestas, aunque variadas, tienen nexos.

“Tendría que haber una sociedad civil mucho más robusta, mucho más fuerte —responde Ana Silvia Monzón—. Pero muy pocas organizaciones tienen la EIS como parte de sus demandas. Porque abordar la sexualidad toca las estructuras del poder”. Impartir esta educación, recuerda Monzón, implica nombrar a las cosas por su nombre y enseñar a niñas, niños y adolescentes a tener autonomía y decisión sobre sus cuerpos: “Decirles a las mujeres que van a poder decidir sobre su sexualidad… ahí estás tocando las bases del poder”.

Bienvenido Argueta llama a una reforma educativa para que los profesores tengan “capacidad de desarrollo”. “El propio Ministerio debe tener una serie de reformas de manera que distintos posicionamientos puedan llegar a tener puestos importantes”. Anabella Giracca, analista especialista en educación, comparte esta idea: “Para que funcione la EIS debe haber una reforma educativa integral capaz de entender de qué estamos hablando. Programas ha habido mucho, capacitaciones conozco un montón. En toda mi vida he visto intentos, parches a montones. Pero solo a través del sistema educativo se pueden lograr cambios en esta materia. Un sistema educativo laico, con una reforma humanista”.

“Existen pruebas claras de que la EIS ejerce un efecto positivo en la salud sexual y reproductiva —relata un estudio de la Unesco— porque ayuda a disminuir los casos de infección de transmisión sexual, el virus de inmunodeficiencia humano (VIH) y los embarazos precoces no planificados. La EIS ha permitido adquirir más conocimientos, mejorar la autoestima y cambiar la actitud, las normas de género y las normas sociales, además de forjar la autoeficacia”.

No es un capricho, aseguran. Está demostrado que la Educación Integral en Sexualidad es importante para contribuir al desarrollo de las personas y para prevenir la violencia sexual, los embarazos a temprana edad y la desigualdad de género. Que se implemente está en manos de los maestros, maestras, de institutos, escuelas, colegios privados y, claro, del propio Ministerio de Educación. 

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