No haber aprobado el proyecto de presupuesto para 2018 es malo porque, siguiendo la norma constitucional que dice qué hacer en este caso, es forzar un presupuesto diseñado para las realidades de 2017 a las de 2018. El Ministerio de Finanzas Públicas debe trabajar ahora a marchas forzadas para hacer esa adaptación, además de que queda condenado a que en los primeros meses del año entrante deberá regresar al Congreso para suplicar de rodillas la aprobación de la emisión de bonos del Tesoro, préstamos externos y las readecuaciones de las asignaciones de gasto público.
Pero haberlo aprobado habría sido mucho peor. Son preferibles todos esos problemas a las barbaridades y autopistas de alta velocidad para la corrupción que contenía el proyecto de presupuesto tal como lo dictaminó la Comisión de Finanzas Públicas y Moneda (CFPM) del Congreso de la República. Las expectativas de continuar robando y abusando en grande de los recursos públicos se evidenció, de forma por demás descarada, con los apoyos que Jimmy Morales y su bancada recibieron en verdaderas extorsiones de Edwin Escobar, alcalde de Villa Nueva y presidente de la Asociación Nacional de Municipalidades, y de su gavilla de alcaldes, así como de Joviel Acevedo y de su grupo de maestros.
Estuvimos muy cerca de volver a quedar fiscalmente a merced de estas fuerzas oscuras. Al punto de que la noche del miércoles 29 de noviembre parecía que el pacto de corruptos se fortalecía con una alianza que aseguraba los votos para aprobar el proyecto de presupuesto. Abundaron los rumores de celebraciones y jolgorios dentro de la alianza oficialista por lo que creían que sería una victoria: que lograrían un presupuesto que respondiera a sus sucios intereses políticos y de enriquecimiento personal ilegítimo e ilícito.
Sin embargo, experimentaron en carne propia el viejo y sabio refrán que dice que del plato a la boca se cae la sopa. Sin duda, los personajes estelares de la jornada del jueves 30 de noviembre fueron la bancada Todos y su presidente, Felipe Alejos. Primero, jugando a bancada pivote, ofrecieron su apoyo a la aprobación del presupuesto, lo cual efectivamente quedó demostrado en las votaciones del martes 28 y del miércoles 29, en las que se aprobó el proyecto en las lecturas primera y segunda, respectivamente. Así, todo parecía indicar que el jueves 30 Todos continuaría el juego de aliados al oficialismo de Jimmy Morales y que la tercera lectura y la aprobación final serían fáciles.
Sin embargo, ante la escalada de las críticas y el evidente enojo ciudadano, el jueves 30 la bancada Todos condicionó sus votos a la aprobación de cuatro enmiendas, una de las cuales proponía suprimir el famoso artículo 94, que preautorizaba al Ejecutivo a ampliar el presupuesto para pagos de obras de arrastre de los consejos departamentales de desarrollo, una propuesta de Edwin Escobar y de su grupo. Fue tal la voracidad de las ambiciones desmedidas de Jimmy Morales, de Javier Hernández, el jefe de la bancada oficial, y de sus aliados que rechazaron las enmiendas de Todos, con lo cual rompieron la alianza y se quedaron finalmente sin los votos para el presupuesto.
Así de importantes eran para el oficialismo los artículos para la corrupción introducidos en el dictamen de la CFPM. La torpeza y la codicia empujaron a Jimmy Morales, a su bancada y a sus aliados a un fracaso rotundo. A nosotros nos significó habernos salvado de lo peor para quedarnos con lo malo, la mejor opción que nos ofrecía este gobierno y su alianza oficialista.
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