Tres días después, cual poporopos, reventaron en las redes sociales dos propuestas más que nos movieron el paisaje. Thelma Aldana será la candidata de Semilla y Nineth Montenegro deja (finalmente) la curul parlamentaria para ser candidata de su partido, Encuentro por Guatemala.
Dos mujeres más que tratarán de buscar la más alta magistratura de esta nación, caracterizada por su machismo y su misoginia. Quién diría que este país, donde el año pasado 560 mujeres fueron asesinadas, se está...
Tres días después, cual poporopos, reventaron en las redes sociales dos propuestas más que nos movieron el paisaje. Thelma Aldana será la candidata de Semilla y Nineth Montenegro deja (finalmente) la curul parlamentaria para ser candidata de su partido, Encuentro por Guatemala.
Dos mujeres más que tratarán de buscar la más alta magistratura de esta nación, caracterizada por su machismo y su misoginia. Quién diría que este país, donde el año pasado 560 mujeres fueron asesinadas, se está aproximando a la histórica posibilidad de elegir a una mujer como presidenta de la república. Si esto sucede, no significa que Guatemala dejará de ser machista, pero al menos será positivo que en la silla donde solo se han sentado machos finalmente tengamos que ver a una mujer bien plantada. Con suerte descubriremos que las mujeres también somos capaces de ocupar altos cargos de dirección.
Con Aldana y Nineth también estarán compitiendo Sandra Torres y, muy probablemente, Zury Ríos, todas optando por el mismo cargo. Dos de ellas encabezan ya las preferencias electorales. Además, cuatro partidos (hasta ahora) han presentado a una mujer como compañera de fórmula. Claudia Valiente por Convergencia, Yara Argueta por Creo, Betty Marroquín por FCN y Liliana Hernández por Winaq. En total, ocho mujeres son parte de ocho binomios presidenciales en la contienda electoral que recién arranca.
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Aún falta mucho por caminar. La paridad de género debería ser 50/50, pero sin cuotas, y con el sistema de financiamiento y de elección actual va a ser difícil lograrlo. Aun así veo vientos de cambio, al menos en cuanto a liderazgos femeninos. Espero que también las listas de diputados y de alcaldes estén teñidas de mujeres. De momento me alegra ver que el panorama electoral de Guatemala tiene rostro femenino. No soy ingenua: tampoco creo que teniendo una mandataria dejaremos de ser una sociedad machista. Ese cambio tomará mucho tiempo, y muchas veces hemos sido las mismas mujeres las que hemos boicoteado ese proceso.
Al contrario de muchos, no espero que la próxima mandataria sea una virgen con la experiencia de una cortesana, como dicen algunos. Primero, porque ya es hora de dejar de encasillar a la mujer en cautiverios. Segundo, porque es una contradicción falsa, que no existe ni en la política ni en el sexo. Solo espero que, si alguna de ellas gana, demuestre que puede hacer política de manera transparente, que puede gobernar sin transar privilegios para unos cuantos, que puede tener un liderazgo positivo, incluyente y democrático. Que respetará el Estado de derecho. Que no utilizará el poder para su propio beneficio. Y que será leal a la Constitución y al pueblo de Guatemala.
El próximo 14 a las 14, quien portará la banda presidencial será una mujer. Eso denlo por descontado.
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