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La ventana en la pared constituye el acceso al basurero de La Verbena. El muro separa la vida de los mineros del resto del mundo. Durante la época de lluvias, la más provechosa del año, cientos de mineros acuden a diario el río al fondo del basurero.La lluvia intensa hace subir el nivel del río que trae grandes cantidades de metales. El ojo se acostumbra rápidamente para seleccionar cualquier metal útil de los escombros comunes en la tierra. Un revestimiento dental es un hallazgo precioso. Cada costal relleno de metales pesa alrededor de 50/60 libras (25/30 kg.). En la madrugada, trabajadores contratados ad hoc transportan las cargas desde el fondo hasta la entrada del basurero. Recién llegados al barranco, dos mineros se cambian de ropa antes de bajar al río. En la madrugada, antes de bajar al río, un café calienta el ánimo de los trabajadores. La basura se estratifica a la orilla del río conforme la estación del año y el nivel del agua. Descanso en la espera que pare el aguacero. Después de una noche de lluvia intensa, el mayor volumen de escombros atrae un número elevado de mineros. El único acceso a la “mina” es constituido por un estrecho sendero empinado que se sube la cuesta del basurero a lo largo de un desnivel de 50 metros. Al final de día, los mineros venden los metales después de haber pesado los costales en el cementerio colindante el basurero. Sobre todo durante la época de lluvia, cada trabajador gana alrededor de 150 quetzales (US$20) por la venta de los metales, casi el doble del salario mínimo.

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El basurero de La Verbena, el más grande de la ciudad capital, a pesar de ser un lugar malsano y peligroso, por los continuos derrumbes de los desechos, es un escenario poblado por cientos de personas que buscan chatarra para venderla al final del día.

Pero, durante la temporada de lluvias, desde junio a noviembre, el agua engorda el río que cruza el fondo del basurero y trae grandes cantidades de escombros provenientes desde los desagües de toda la ciudad. Entonces, además de la chat...

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