Mientras habla, veo su expresión seria y apasionada, esa que solo surge cuando conversamos sobre un libro que nos mueve todo por dentro, que ha despertado nuestro interés y entusiasmo, que provoca que lo releamos una y otra vez sin aburrirnos ni cansarnos, porque cada nueva lectura implica encontrar más preguntas que respuestas y maneras de ver y percibir la realidad.
Es el 23 de abril y nos encontramos en el vestíbulo de la Biblioteca Central de la Universidad de San Carlos. Con motivo de la celebración del Día Internacional del Libro se está llevando a cabo un conversatorio en torno a la obra La patria del criollo, un ensayo de interpretación de la realidad colonial guatemalteca del historiador Severo Martínez Peláez. En dicha actividad, organizada por la biblioteca, por el Instituto de Estudios de la Literatura Nacional de la Facultad de Humanidades y por la Editorial Universitaria de la USAC, participan como ponentes el doctor Edeliberto Cifuentes Medina, el doctor Enrique Gordillo y, como moderador, el maestro Milton Torres Valenzuela.
Me asombran los datos que sobre este libro nos revelan los expositores: se han publicado más de 150,000 ejemplares, hecho que lo convierte en el libro de historia más vendido en Guatemala; cuenta con cuatro ediciones del Fondo de Cultura Económica (FCE); ha sido traducido al inglés; hay varias ediciones piratas, y ni el autor ni sus herederos han obtenido ganancias por todas las publicaciones, salvo las del FCE, pues Martínez Peláez dijo que «el libro le pertenece al pueblo». Asimismo, la primera presentación de la obra se realizó en un acto académico el 10 de septiembre de 1970 en la Facultad de Ciencias Económicas de la USAC con la presencia del rector de entonces, Rafael Cuevas del Cid, y del decano Rafael Piedrasanta Arandi.
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Cabe preguntarse por qué La patria del criollo es un libro exitoso a nivel nacional e internacional. En buena medida, ello radica, según afirman sus comentaristas, en el contenido de la obra y, sobre todo, en lo que este significa para los guatemaltecos y, por extensión, para los latinoamericanos. La obra fue publicada en un contexto favorable, pues se enmarca dentro del auge que alcanzaron las ciencias sociales el siglo pasado. Es considerado el libro de historia más importante, ya que está escrito con métodos y técnicas que muestran el trabajo exhaustivo y erudito de un historiador moderno en tanto hace historia al relacionar los distintos componentes y momentos de una sociedad: trabajo, producción, represión y terror, mentalidades, cultura, resistencia y lucha. Para ello se sustenta en más de 1,300 citas, así como en todo tipo de fuentes. Además, Martínez Peláez hace una síntesis e interpretación de hechos y procesos sobre la manera de ser de los distintos sujetos (criollos, mestizos, indígenas y capas medias) de Guatemala.
El libro se divide en ocho capítulos cuyos temas centrales giran en torno a los criollos y a su descripción desde distintas perspectivas: las dos Españas (la idealizada y la real), la concepción de la patria como una tierra milagrosa, el indio y su negación como necesidad de clase (este tema es uno de los más polémicos, ya que ha dado pie a múltiples estudios bien para refutar al autor, bien para apoyarse en sus análisis o continuarlos), los pueblos de indios, el mestizaje y las capas medias, así como la Colonia y nosotros de cara a esta etapa histórica. En el fondo, sin embargo, el estudio de Martínez Peláez gira en torno sobre todo a la condición de los indígenas, a la preocupación del autor por los reprimidos y explotados, y no por las clases dominantes. No obstante, en el imaginario colectivo a nivel social prevalece la identificación con los criollos.
Coinciden los especialistas en que esta obra, independientemente de la polémica que su contenido pueda generar, es un referente ineludible para comprender la sociedad guatemalteca.
«Solo lo he leído seis veces», dice el joven a mi lado con tono admirativo. Entonces, su entusiasmo me anima porque considero que, mientras existan lectores críticos, aún nos queda la esperanza de transformarnos en un país mejor, más justo, más equitativo, diferente.
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