Es abril y se cumple un año del reencuentro de los ciudadanos organizados y no organizados con las calles. Durante lo que resta del mes, con diferentes actividades se conmemorarán las movilizaciones sociales que se organizaron y la participación ciudadana en mesas técnicas que se instalaron en el país durante el 2015 en rechazo a la corrupción institucionalizada en el Estado. Dicha participación devino en cólera colectiva con la presentación pública de un caso de defraudación aduanera que tenía como principales responsables a la vicepresidenta y al presidente de la república. En ese contexto se reactiva una parte del movimiento estudiantil sancarlista y nace la CEUG, que unifica por primera vez en la historia política nacional a organizaciones de estudiantes de las principales universidades del país. Desde esos días, la CEUG ha ido creciendo, aprendiendo y desarrollándose.
En el marco de la formación del movimiento estudiantil universitario unificado, en vísperas de las actividades conmemorativas de las jornadas de 2015 y para evitar lo que le pasó a aquel joven entusiasta que por no escuchar consejo no llegó a viejo, se organizó el Foro Estudiantil Latinoamericano «Juventud en Movimiento», cuyo objetivo es intercambiar experiencias, consejos y visiones de los problemas y los retos a los que se enfrentan los movimientos estudiantiles. El propósito es determinar cuáles son sus impactos en la vida política de la región y ensayar así diversas formas de abordarlos. Además, tiene que servir para repensar las estrategias que deben implementarse en medio de las medidas geopolíticas de los Estados hegemónicos. La lucha contra la corrupción podrá ser un bastión moral y de reestructuración del poder económico y político de la región, ocupada por la nación más poderosa del mundo, pero también es una oportunidad para alcanzar cuotas de poder en las decisiones políticas, que desde hace muchos años los movimientos sociales no ejercen. El trabajo con grupos de poder en la lucha contra la corrupción puede generar una relación de poder no servil, aunque en una notoria desventaja que, sin embargo, progresivamente puede constituirse en una fuerza política que logre cambios democráticos en el sistema político.
Ya nos encontramos con los estudiantes universitarios guatemaltecos en las calles y con ciudadanos comprometidos con el cambio social y con la reforma del Estado de las diferentes agrupaciones sociales a través del trabajo colectivo que nos ha brindado la articulación. Ahora nos toca encontrarnos con los líderes sociales y estudiantiles que han realizado sus gestas y sus luchas en sus países. Es una advertencia que en realidad debe convertirse en una meta: si se globaliza la corrupción, también tendrán que globalizarse la indignación, la organización y la articulación de los movimientos sociales de la región, con los movimientos estudiantiles como columna vertebral de esta larga caminata por el desarrollo integral de la vida. Para que no solo esperemos abriles, sino que también los construyamos; para que, mucho más allá de nuestras ventanas, «las nubes de la mañana [sean] una flor que le ha nacido a un tren»[1]; y para que, cada vez que demos un paso firme y decidido hacia la transformación de nuestros países, retumbe la voz inmortal de Oliverio Castañeda de León trascendiendo las barreras del sonido y diciéndonos que mientras haya pueblo habrá revolución.
[1] La frase pertenece a la canción Como esperando abril (1975), de Silvio Rodríguez.
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