Feliz San Violentín

En la antigua Roma se celebraba una fiesta pagana conocida como Lupercalia. En ella, las mujeres eran azotadas con látigos hechos de cueros de perro y de cabra mojados en la sangre de los mismos animales con la intención de dotarlas de fertilidad. Luego, el papa Gelasio I prohibió la Lupercalia e instauró el 14 de febrero como la fecha del nacimiento del santo Valentín como celebración del día de los enamorados.

Al pasar los siglos, y muy distinto al carácter pagano y violento de la Lupercalia, pero con útil intención, se celebra en el mundo occidental el Día de San Valentín, que, por como se han desarrollado hasta la fecha los patrones de la violencia de género, bien podría cambiar su nombre por Día de San Violentín. La violencia de género, entendida en su sentido amplio, más allá de la conocida violencia contra la mujer (aunque mujeres y niñas sean las más afectadas), en demasiados casos se encuentra subregistrada por las estadísticas.

Los asaltos y las violaciones sexuales, la prostitución forzada, la discriminación laboral y la violencia física y sexual contra personas que ejercen la prostitución son consideradas formas de violencia de género, según diversas fuentes, al igual que el tráfico de personas, la ablación de clítoris, las violaciones sexuales en guerras o en situaciones de represión estatal, el acoso y hostigamiento sexual (que puede incluir el acoso callejero), los patrones de acoso u hostigamiento en organizaciones masculinas (ojo con los bautizos, particularmente en internados) y los ataques homofóbicos y transfóbicos, entre otros.

Ocasión para celebrar el cariño y la amistad, pero también para no olvidar y tomar conciencia sobre este tipo de violencia, que se ha transformado y ampliado en los últimos tiempos, que ahora sigue siendo subregistrado y que los medios de comunicación no difunden. Como no difunden hechos como la violación este mes de un niño de 9 años por un grupo de niños de entre 12 y 14 años durante un recreo en un colegio de Jaén (España) o, como hace algunos años, la muerte en Huehuetenango (Guatemala) de un niño que era aprendiz en un taller mecánico, a quien violaron y le inyectaron aire a presión en el ano con un compresor.

Que este 14 de febrero y todos los días seamos conscientes y estemos alerta ante los hechos de violencia de género. Que no queden callados. Que no queden impunes. Que no se celebre más un San Violentín.