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Los voluntarios de Techo prevén terminar la construcción de las 130 unidades habitacionales temporales, en la primera semana de agosto / Ángel Mazariegos Rivas

Esperar el futuro en 18 metros cuadrados

La Finca La Industria fue donada por la municipalidad de Ciudad de Guatemala, para ubicar el albergue temporal. Pero el espacio es insuficiente.
Cada albergue construido por el gobierno tendrá un costo promedio de Q46,469,96, más de Q16 mil de los que costarán los de Techo.
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Esperar el futuro en 18 metros cuadrados

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El sábado 30 de junio inició la construcción de 250 albergues unifamiliares en donde cerca de un millar de familias damnificadas por la erupción del volcán de Fuego vivirán los próximos meses, mientras el Gobierno construye una nueva comunidad con viviendas dignas y servicios básicos. La organización no gubernamental Techo construirá 130 de esos albergues y el Cuerpo del Ejército el resto. Los de Techo tendrá un costo de Q30 mil, y los del Gobierno Q16 mil más; no hay una explicación convincente sobre la diferencia.

Isabel Rabanales ordena y distribuye los paneles de madera que un grupo de jóvenes voluntarios (estudiantes, urbanos, de clase media) y un batallón de soldados del Ejército, han de utilizar para armar las casas temporales en las que los damnificados de la erupción del volcán de Fuego del pasado 3 de junio, esperarán el futuro. Rabanales tiene 20 años, estudia en la Universidad Rafael Landívar, y colabora con Techo, la organización no gubernamental que desde hace 15 años trabaja en 19 países de América Latina en combatir la pobreza a través de la construcción de viviendas para familias de escasos recursos.

Es sábado 30 de junio y en la Finca La Industria, del departamento de Escuintla, el invasivo calor de más de 30 grados ha empapado de sudor los uniformes de los soldados y el rostro de Rabanales que con una sonrisa nerviosa les explica la manera en que deben cargar y trasladar las piezas con las que armarán las primeras unidades del “albergue de transición”.

Los militares, un batallón de unos 300 efectivos encabezados por el ministro de la Defensa Nacional, Luis Miguel Ralda Moreno, el viceministro Manuel Pineda Saravia, y el general Gustavo Méndez Morán, jefe del Cuerpo de Ingenieros del Ejército, llegaron con la intención de “colaborar” y unir fuerzas, pero también para celebrar el Día del Ejército. Los voluntarios de Techo, en igual número que los soldados, llegaron movidos por el deseo de ayudar a los damnificados y vivir una nueva experiencia.

El acuerdo inicial para la realización de la jornada fue que el Ejército trabajaría de un lado del terreno y los voluntarios del otro, pero los planes cambiaron recién iniciado el trabajo, y decidieron unirse, ser un solo músculo con la coordinación de Techo para trabajar con mayor rapidez.

Angel Mazariegos Rivas

Ha pasado un mes después de la catástrofe en las faldas del volcán, que dejó, según cifras oficiales, 113 muertos, 197 desaparecidos, la comunidad San Miguel Los Lotes borrada del mapa, junto a las fincas La Reunión y Toledo, y alrededor de mil familias sin hogar. Es para estas familias para las que Techo aceptó colaborar con las autoridades en la construcción de los albergues temporales, en donde permanecerán mientras el Gobierno construye una nueva comunidad con viviendas dignas y servicios básicos.

Eso podría ocurrir en diciembre próximo, según el gobierno. Mientras tanto, los damnificados deberán esperar el futuro dentro de los 18 metros cuadrados que miden los “albergues unifamiliares” que les entregarán en agosto.

La Finca La Industria fue donada a la Unidad para el Desarrollo de Vivienda Popular (Udevipo) por la municipalidad de Ciudad de Guatemala, para ubicar el albergue temporal. El plan es construir 250 unidades habitaciones, 130 por Techo y el resto por el Gobierno. Se trata de módulos de 72 metros cuadrados, seis de largo y 12 de ancho, cada uno con capacidad para cuatro núcleos familiares, divididos con paneles, apenas suficientes para colocar tres camas, según se ve en uno de los albergues que se ha equipado como modelo.

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“Los albergues transitorios unifamiliares son casi el equivalente a tener cuatro construcciones regulares de Techo pegadas, pero te ahorrás casi una vivienda porque hay paneles que las dividen en cuatro”, explica Jaquelin Estrada, arquitecta de 25 años, coordinadora nacional de vivienda y diseñadora de los albergues de emergencia de la oenegé, quien diseñó el proyecto con el apoyo de otros voluntarios. “Necesitábamos algo que pudiera construirse en un solo fin de semana como las otras unidades de Techo, pero que fueran más grandes”.

Por tratarse de viviendas “transitorias”, explica María Renée Seijas Zamboni, directora de Comunicación de Techo Guatemala, los sanitarios, duchas y cocinas serán comunitarios. La Fundación Cáritas de Guatemala financiarán el comedor, los sanitarios, duchas, y lavandería, así como los drenajes y el cableado de energía eléctrica que se harán en paralelo a las construcciones, explica el director de prensa del Ministerio de la Defensa, Óscar Pérez Figueroa. En cuanto a la alimentación de quienes habitarán el lugar, el Ministerio de Desarrollo Social (Mides) se encargará de dar tiquetes a las familias a diario, con fin de llevar un registro para la entrega de desayunos, almuerzos y cenas, como parte de un menú asesorado por la Secretaría de Seguridad Alimentaria y Nutricional (Sesan).

Angel Mazariegos Rivas

En la primera semana de agosto, según los planes de Techo, el complejo estará listo para ser ocupado por los damnificados.

Pero hay un problema que los voluntarios esperan se resuelva pronto. Los terrenos no se darán a basto para la instalación de los 250 albergues. Los directores de la oenegé ven necesario que la municipalidad de Guatemala done otra finca de su propiedad, denominada La Bolsa, y que está ubicada al lado de La Industria.

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Antonio De La Roca, director social de Techo, dice que eso es “indispensable” para albergar al millar de familias que necesitan un hogar temporal. “Estamos en coordinación con la Municipalidad de Guatemala para que proporcione el terreno de La Bolsa y así contar con ese espacio”, explica Ralda Moreno.

La Bolsa es un terreno con abundante maleza que tendría que ser adecuado para la construcción de los albergues. Está ubicado tras un muro perimetral que lo coloca a un costado derecho, visto desde la carretera, del área donde actualmente se construyen albergues. De La Roca explica que el estudio catastral ya está listo y que el espacio tiene las condiciones necesarias para colocar 180 albergues extras a los 70 que tienen previstos instalar en La Industria. De no contar con ese terreno antes del 11 de julio, advierte, tendrán que usar parte del espacio donde estarán las viviendas definitivas, ubicado al costado izquierdo, siempre dentro de la finca La Industria. “Yo estuve en la reunión donde el presidente (Jimmy) Morales le pidió al alcalde (Ricardo) Quiñonez ese terreno, pero ya pasó más o menos semana y media. Por eso el ministro de Defensa se comprometió para hacer presión en la reunión de gabinete”, explica De la Roca.

Ambos espacios donde estarán los albergues transitorios están ubicados en el kilómetro 59 de la carretera CA-9 Sur, con dirección a Puerto Quetzal, a unos 100 metros después del cruce donde los puestos de frutas y verduras han ganado fama.

Números y explicaciones que no cuadran

“Tuvimos un proceso de caracterización en la que reconocimos que es necesario construir todos estos albergues. No queríamos solo construir sino saber que todas las familias que necesitan este espacio serán ubicadas, lo cual ha implicado logística, empeño e inversión”, explica Seijas. Para Techo, cada uno de los albergues tiene un costo de Q30 mil, cifra que incluye los materiales básicos (madera y lámina) y las herramientas que se utilizan en la construcción, además de la logística para transportarlas y erguirlas, y movilizar a los voluntarios. “Nuestro gasto administrativo está por debajo del 20% de lo que cuesta cada vivienda para que nuestra operación en terreno sea más amplia”, explica Milagros Polnco, directora de Fondos de la organización. En total necesitan Q4 millones para financiar este proyecto. Tienen previsto que el 14 y 15 de julio la construcción tenga voluntariado corporativo en que empleados de Banrural, Porsche y DHL –que además son donadores– apoyen en la construcción, guiados por estudiantes como líderes de cuadrillas.

Pero el voluntariado corporativo, señala Polanco, implica mayores gastos en logística. Hay que darles playeras, alimentación y transporte, y eso eleva el costo a Q36 mil por vivienda. Es distinto para los estudiantes voluntarios, pues en esta ocasión se les entregó una gabacha que deben devolver, y las comidas son donadas por terceros: la cena del viernes la dio Wendy’s, y Little Caesars la del sábado. Las demás comidas se acordaron con el gobierno, que también cubrió la alimentación de los soldados.

Techo obtiene sus recursos por medio de donaciones de empresas. Sus integrantes no precisan los precios de los materiales ni los nombres de sus proveedores.

Angel Mazariegos Rivas

En una construcción de vivienda regular de Techo, se le solicita a cada familia contar con un terreno y el depósito de Q1 mil, lo cual no aplica para estos albergues de emergencia. “Ese depósito lo hacemos por un tema de empoderamiento de las familias y es un valor simbólico que los apropia de su vivienda, además de ayudar a construir junto con los voluntarios”, explica Polanco. Esas viviendas tienen un costo de Q16,800.

Para Techo, un kit de construcción incluye: 35 pilotes, 30 vigas de piso, 12 paneles de piso, 18 paneles de pared, 34 láminas para techo, 32 vigas techo, 32 costaneras, 4 puertas y 12 ventanas que conforman a cada albergue de transición unifamiliar. Las herramientas de construcción se contabilizan aparte porque son tomadas como parte del capital de la fundación.

Por parte del Gobierno el Fondo de Desarrollo Social (Fodes)e se ha encargado de la compra de los materiales para la construcción. Lo han hecho por medio de compras directas gracias al Estado de Calamidad decretado por el Gobierno y ratificado por el Congreso para hacer frente a la emergencia.

Según consta en Guatecompras, el 28 y 29 de junio el gobierno gastó Q11,617,489 en la adquisición de 235 kits para igual cantidad de albergues unifamiliares y 15 módulos para servicios sanitarios, así como ocho mil láminas y 1,500 capotes, además de herramientas y equipo de construcción. Las empresas favorecidas fueron Lignum, S. A., Maderas y Machihembres, S. A., y Productos de Madera Impregnada, S. A., Distribuidora La Llave, S. A., y Amílcar Guillermo Yaxcal Fernández. Leslie Paz, comunicadora del Mides, dice que el compromiso de esa cartera es entregar el material al Cuerpo de Ingenieros del Ejército “para la construcción de 250 albergues”; en realidad son 235 más los 15 sanitarios comunitarios.

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El Cuerpo de Ingenieros del Ejército construirá 120 albergues en Escuintla y 56 en Sacatepéquez. “Los que sobren quedarían pendientes para cuando sean necesarios, o podríamos construir comedores o baños con la madera que nos vayan entregando”, explica el general Méndez Morán.

Según esas cifras, cada albergue construido por el gobierno tendría un costo promedio de Q46,469,96, más de Q16 mil más de los que estarán a cargo de Techo. La diferencia, según Paz, se debe a que las compras directas se hicieron con urgencia a precios de mercado.

En diciembre, quizá

El celeste y blanco que representa a Techo y sus voluntarios, contrasta con los diferentes tonos de verde de los uniformes militares, regados entre las construcciones; unos trabajando con palas o martillos y otros cargando bolsas de agua para hidratar a sus compañeros. Al fondo, un grupo de 20 uniformados descargan paneles de madera que servirán para piso, paredes, ventanas y puertas.

“Aquí estamos trabajando por Guatemala. Esos jóvenes son admirables. Se ve que hay buen futuro en este país”, dice Ralda con guantes en las manos y chaleco naranja de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred). 

“El acuerdo es que los militares nos ayuden a colocar los pilotes, que es lo más difícil y entonces ya nos dedicamos nosotros a nuestros albergues y ellos a los suyos”, explica De La Roca, mientras soldados y voluntarios cargan paneles, levantan paredes y charlan con el sonoro ruido del serrucho de fondo al cortar las vigas.

Angel Mazariegos Rivas

Contrario a la filosofía de Techo, que involucra a los beneficiarios en la construcción de sus viviendas, en esta ocasión, al menos para esta jornada, prefirieron no solicitarles su participación. “Para estas construcciones no quisimos solicitar que los beneficiados estuvieran en las construcciones por la catástrofe que han vivido. Sabemos que lo que atravesaron no es fácil e incluso lo platicamos con equipo del Procurador de los Derechos Humanos y llegamos a esa conclusión. Aunque de hecho sí los invitamos a participar”, explica Seijas Zamboni.

Pero, añade, “esperamos que quizá el otro fin de semana puedan unirse”.

Techo es una oenegé nacida en 1997, en Chile, que se ha extendido a 19 países de Latinoamérica. Se encarga de brindar viviendas a gente que vive en extrema pobreza. En Guatemala está instalada desde 2008 y ha cubierto emergencias como las de Agatha y apoyado también en Cambray. Su modelo de trabajo tiene como base las donaciones civiles y el voluntariado de jóvenes.

Angel Mazariegos Rivas

“Hasta el momento hemos logrado cubrir los costos para 136 albergues, 130 que se construyen en La Industria y seis más que serán destinados a la Hacienda Santa Isabel, en Alotenango, donde el gobierno ha habilitado otro terreno”, explica Milagros Polanco. Respecto a esta segunda localidad, ubicada en Sacatepéquez, Pérez Figueroa agrega que el gobierno destinará 56 albergues, sumados a los 120 que ofreció para Escuintla.

La Unidad de Relaciones Públicas del Ministerio de Comunicaciones, Infraestructura y Vivienda (Micivi) ha dicho que las adjudicaciones para la construcción de las viviendas definitivas para los damnificados aún están por definirse. El objetivo es tener el primer lote de 250 casas para diciembre de este año. Pero de momento, son planes y promesas.

Un churrasco para compartir no para celebrar

La hora en que el sol desaparece la poca sombra que queda en la finca La Industria ha llegado, y con ella el momento del almuerzo para los militares, que han empezado a preparar un churrasco. Una comida especial para celebrar el Día del Ejército, a la que han invitado a los voluntarios de Techo.

“Ya habíamos tenido comunicación sobre que querían hacer una celebración por el Día del Ejército acá, pero yo les dije que nosotros no celebramos ese día”, explica Antonio De la Roca. El único día que celebra esa organización es el Día del Voluntario el 5 de diciembre, y el 17 de octubre hacen un manifiesto por la conmemoración del Día contra la Erradicación de la Pobreza. “Esos días normalmente hacemos algo, pero de allí no. Le dije eso al ministro y dijo que estaba bien, que entonces nos iba a tener un almuerzo listo, un churrasco, para agradarnos por el trabajo”, explica De La Roca.

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Varios voluntarios de Techo han llegado desde departamentos como Jalapa, San Marcos, Quetzaltenango y Guatemala.

“Algo que nos ha inculcado el voluntariado de Techo es que podemos incluir a diferentes actores de la sociedad para trabajar en conjunto”, explica Oscar Maldonado Castillo, uno de los voluntarios que viajó desde Quetzaltenango para esta actividad. “Trabajando hombro a hombro te das cuenta que ellos también necesitan agua, que también ellos se queman. Al final vas entendiendo que dejan de ser esa institución rígida y empatás con ellos”.

Los soldados se limitan a cumplir con la labor encomendada; no pueden dar declaraciones a la prensa por no contar con permiso. “Esta es nuestra celebración, estar trabajando acá”, dice Ralda Moreno.

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Al final del terreno se observa un monumento en el que resaltan un volcán y una bandera en color plata, y frente a ellos un grupo de rescatistas en color dorado. Colocado este mismo día por la mañana, frente a una ceiba que resalta en el lugar, dicta, en señal de agradecimiento: “En honor a los héroes anónimos, que ofrendaron su vida y a los que pusieron en riesgo su existencia; Bomberos, Policías, Paramédicos de Cruz Roja, Soldados y otros, que no escatimaron esfuerzos y sacrificios, para salvaguardar el bien de los damnificados por la erupción del Volcán de Fuego”.

Por la tarde la lluvia alcanzó los terrenos pero los voluntarios no cesaron en la construcción. “La lluvia no hace que paremos de construir; nunca ha sido así”, dice Seijas. El domingo a las cuatro de la tarde, las 17 viviendas planificadas ya estaban construidas. Estas se sumaron a las siete que ya estaban cuando llegaron al terreno el sábado temprano, que fueron construidas como parte de una capacitación para el Ejército dos semanas atrás. Uno de estos módulos funciona para mostrar cómo se acomodará cada familia con un par de sillas y al menos tres camas en cada división.

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