El hecho de que por lo menos cuatro candidaturas presidenciales y otras más esperen decisiones de la CC u otras instancias judiciales ha generado una incertidumbre enorme. Con esta, las encuestas de intención de voto realizadas hasta ahora resultan, en el mejor de los casos, de carácter indicativo para especular sobre cómo podría reacomodarse el escenario electoral luego de que la CC y demás instancias judiciales decidan el destino de las candidaturas pendientes.
La combinación de decisiones que la CC pueda tomar en cada caso genera varios escenarios electorales, ya que incluyen las tres candidaturas que encabezan las encuestas de intención de voto hasta ahora realizadas. El número de posibles escenarios y la probabilidad de que cada uno ocurra dibuja un panorama complejo cuya base es la ya señalada incertidumbre. Por ello espero que, cuando las decisiones judiciales y de la CC se conozcan, las empresas y entidades que realizan y financian dichas encuestas puedan realizar nuevas mediciones y, con estas, hacer análisis mejor sustentados y más certeros.
Pero, por supuesto, muchísimo más importante que los análisis es la intención de los mismos votantes. Con la incertidumbre actual, uno solo puede presumir o especular que son muchos los votantes que aún no han decidido o que, de no poder inscribirse el candidato o la candidata de su preferencia, optarán por votar nulo. Esto último era irrelevante en las elecciones pasadas, pero ahora es importante porque, si la CC resolviera en contra de las tres candidaturas que hasta ahora encabezan las encuestas, es incierto —de nuevo— qué tanto podría crecer el voto nulo y, de ese modo, si podrían activarse los procedimientos establecidos en las reformas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos, aplicadas por primera vez en estas elecciones.
[frasepzp1]
Por esta razón, en la situación actual ni siquiera es aplicable aquel comentario de los incrédulos de las encuestas de intención de voto en cuanto a que «la verdadera encuesta será el día de las elecciones». Esto, porque el comentario tacha las encuestas de poco confiables o de incapaces de recoger la intención real de los votantes, suponiendo que estos ya tienen una intención o decisión tomada. La incertidumbre prevaleciente impide incluso que las y los votantes decidan desde ya qué marcarán en la papeleta o si acudirán a votar o no.
Según las comunicaciones oficiales de la CC, esta semana estaría conociendo la situación de tres o cuatro de las candidaturas en conflicto. Ojalá que ese conocer incluya también resolver, dos cosas muy distintas en el mundo y la jerga técnicos jurídicos. Y también ojalá que la CC tome la mejor decisión, apegada a derecho y sin atender presiones. Decisiones difíciles y complicadas pero indispensables para disipar la incertidumbre imperante.
El hecho es que, en caso de que la CC cumpla esta semana con la expectativa de resolver sobre las candidaturas, lo cual permitiría aclarar quiénes podrán participar y quiénes no, hasta entonces se iniciaría verdaderamente la campaña electoral, sin duda la más peculiar, si no la más anómala, de la historia reciente, ya que, además de las vicisitudes de la implementación de las reformas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos, incluyendo una restricción severa a la propaganda, y de la judicialización del proceso de inscripción, a esta campaña, la de verdad, le quedará solamente un mes de plazo.
Así, bajo semejantes circunstancias, quizá hasta resulte conveniente. En solo un mes podremos ver de qué realmente están hechos los candidatos y las candidatas. Y ojalá gane la o el mejor.
Más de este autor