En esa oportunidad, la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala (Odhag) hará entrega de la Orden Juan Gerardi Conedera a tres entidades y a una persona. Con dicho galardón, la Odhag reconoce la labor de quienes con su diario quehacer aportan al respeto de los derechos humanos.
Este año, la orden será entregada a la Unidad de Protección a Defensoras y Defensores de Derechos Humanos-Guatemala (Udefegua), a la Asociación Antigua al Rescate (AAR), a la Casa del Migrante y a María Eugenia Berger. Las tres organizaciones galardonadas y la señora Berger tienen un mérito primordial para recibir el reconocimiento.
Berger, desde la acción laica en la Iglesia, organizó y puso en funcionamiento, hace más tres décadas, la primera oficina de derechos humanos de Guatemala. Cuando las agresiones a quienes defendían derechos humanos llegaron al genocidio y significaron la desaparición de más de 45,000 personas, Berger le dio vida a un pequeño espacio que a su vez le dio vida al trabajo sistemático de la Iglesia católica en la defensa de los derechos fundamentales de las personas.
En la actualidad, además de la continua violación de los derechos a la salud, a la educación, al trabajo digno, al territorio, hay una permanente violación del derecho a defender derechos. Hombres, mujeres e incluso niñas sufren asedio, agresiones y violencia porque defienden derechos, porque alzan la voz para señalar las falencias del Estado para con la sociedad. Por hacer esa labor se los ataca desde la misma oficina presidencial.
Aún resuenan las palabras del jefe del Ejecutivo, Jimmy Morales, quien a inicios de mayo señaló al Comité de Desarrollo Campesino (Codeca) de ser prácticamente enemigo público. Pocos días después de dichas declaraciones, repetidas en otros eventos públicos, empezó la oleada de asesinatos de integrantes de esa y de otras organizaciones. A la fecha, el registro indica que este año han sido asesinadas 26 personas defensoras de derechos humanos, 19 de ellas a partir de mayo.
Ese registro no sería posible sin el trabajo cotidiano, sostenido desde el año 2000, de la Udefegua. Hasta ahora, ni una sola entidad estatal lleva registro de ataques o agresiones a quienes defienden derechos humanos. La Udefegua y su equipo de mujeres y hombres comprometidos con los derechos humanos no solo llevan esa memoria y el análisis del fondo de los ataques. También acompañan a quienes necesitan apoyo psicosocial, legal y personal. Quien es litigante o querellante en un caso o quien es acusado falsamente sabe que en la Udefegua encontrará apoyo en su derecho a defender derechos. Esa es la razón del reconocimiento que el equipo de la organización recibirá el lunes.
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Lo mismo se puede decir de la Casa del Migrante, cuyo trabajo sostenido ha significado un oasis de ternura y respiro para las personas que migran por diversas razones. Eso se puso de manifiesto con la caravana de migrantes de Honduras que pasó por Guatemala en su ruta hacia el norte. Con sus capacidades sobrepasadas, la Casa del Migrante no cerró. Al contrario, fue capaz de convocar y de reunir personas voluntarias y ayuda de diversa naturaleza para ofrecer un espacio seguro, limpio y digno a quienes roturaban con sus pasos la ruta de las migraciones. Día y noche, hasta agotar las energías, como lo han hecho a lo largo de casi dos décadas, mantuvieron la casa abierta para quien la necesitara.
Finalmente, unos jóvenes habitantes de la ciudad colonial que luego se agruparon en la Asociación Antigua al Rescate salieron a dar lo que tenían y lo que habían reunido para atender la emergencia de las personas afectadas por la erupción del volcán de Fuego. Después fueron el primero y por mucho tiempo el solitario consuelo de quienes buscaban los restos de sus seres queridos, cuyo derecho de recuperación les fue negado por el Estado. Con recursos reunidos desde la sociedad, ayudaron a que las personas que lo perdieron todo pudieran al menos tener consigo a quienes murieron en la tragedia. En un enorme y gigantesco acto de amor humano los apoyaron y les tendieron el brazo que el Estado se negó a ofrecerles. Luego, cuando se hizo presente la caravana migrante de Honduras, la AAR también salió a ofrecer apoyo médico.
Son cuatro formas de proteger, promover y defender derechos. Cuatro formas de rendir tributo a la vida del obispo de la memoria, la verdad y la justicia: Juan José Gerardi Conedera, quien vive en cada gesto de amor hacia quien necesita acompañamiento en su lucha por los derechos humanos. Felicidades a María Eugenia Berger, a Antigua al Rescate, a la Casa del Migrante y a la Udefegua por este más que merecido reconocimiento.
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