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El Fantasma de los Zetas

Caminar por Cobán después de las 8 de la noche da la sensación que se visita una ciudad en coma
Según un cable de la embajada de Estados Unidos en Guatemala, el Walter Overdick invitó a los Zetas al país para apropiarse de una ruta directa del tráfico de droga.
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El Fantasma de los Zetas

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¿Qué sucedió en Cobán desde que el Estado de Sitio estaba por terminar? Asesinatos, incendios, murmullos. Los Zetas parecen estar de vuelta, aunque por primera vez con discreción. ¿Cómo llegaron? ¿Por qué se dio un Estado de Sitio? ¿Qué decía la Embajada, según las filtraciones de Wikileaks? ¿Qué sucederá ahora?

El regreso

No había terminado el Estado de sitio y ellos ya habían regresado.

 “¿Supiste que mataron a un  empresario de cardamomo?. Pues fueron ellos”, me dice un agente de inteligencia civil que me esperaba en Cobán.

El empresario era Boris Humberto Pinot de 44 años. La mañana del 17 de febrero, él, que participaba siempre en la medio maratón de Cobán, entrenaba en la pista de atletismo del estadio José Ángel Rossi, cuando dos hombres llegaron en una moto. Dejaron que diera dos vueltas a la pista y cuando completaba la tercera vuelta le dispararon de cerca. A menos de un metro.

Cuando el agente habla de “ellos” habla de los Zetas.

¿En verdad son Zetas? –le pregunto-. “Los líderes son mexicanos, tres o cuatro. Traen gente de confianza de México y hay guatemaltecos, la mayoría de peones. Pero deciles  jotas, emes, eles, como querrás, igual son violentos”,explica el agente, seleccionado por las fuerzas de seguridad para saber de los movimientos del grupo después del estado de sitio que inició el 19 de diciembre y terminó el 19 de febrero.

No tuvo que esperar mucho. El 25 de febrero un grupo de hombres llegó a un predio de automóviles  que se encuentra a 6 kilómetros de Cobán. Dispararon por tres minutos con sus armas automáticas y después incendiaron cinco vehículos. El guardián del lugar le comentó a los curiosos que le gritaron: “Ya llegamos, hijos de su puta madre”.

¿Qué tienen en común el crimen del empresario y el incendio del predio? “Pues hay información que el empresario tuvo problemas con ellos porque ellos querían algunos terrenos. Lo del predio es más serio pero aún no lo tenemos seguro”, dice el agente.

Sin vida nocturna

Todos advierten que los Zetas regresaron. Caminar después de las 8 de la noche da la sensación que se visita una ciudad en coma: un pequeño grupo de personas come tortillas con carne alrededor del parque. Después nada. Silencio.

“Antes era alegre… había locales abiertos. (Uno) miraba a la gente en sus motos y todo, pero ahora ya no”, relata el empleado de un hotel.

Los Zetas regresaron. Ya no en sus vehículos de doble tracción ni con sus armas de tolvas de 30 municiones ni cantando corridos norteños con sus voces desafinadas y el máximo volumen de sus costosos sistemas de audio de su vehículos.

Ahora se mueven en carros sedan. Intentan, muy a su modo, pasar desapercibidos.

“Están aquí”, asegura un profesor universitario moviendo la cabeza, dibujando un semicíirculo. “Pero ya no vienen con su dinero. Tampoco pueden abrir los negocios que compraron”.

La vida nocturna en Cobán se acabó. Se fue con ellos. Porque ellos compraron los negocios, afirma este profesor.

“Todos lo saben. Yo tuve un alumno que vendió y lo mataron”, explica.

Encontrar a alguien que hable con su identidad sobre los Zetas en ese lugar es complicado: ni la policía, ni en la alcaldía, ni universidades, ni en organizaciones no gubernamentales. Nadie. Por cinco días recibí frases como estas:“Pero no puede poner mi nombre”, “Negaré que habló conmigo”, “Voy a decir que mintió” y  “Usted puede tener mi vida en sus manos, tenga cuidado”.

“Había tres barcitos… y cambiaron de dueño, Y desde que estuvo el estado de sitio, cerraron”, dice un periodista independiente que frecuentaba los lugares; lugares para celebrar la vida y relajarse como es normal en el resto del planeta. Eran lugares que se ponían alegres.

“Hubo un tiempo que hasta querían pagarte todo con dólares y pesos mexicanos ¿Podés creer eso?”, dice el periodista que huyó de la ciudad capital hace unos años buscando paz.

Por dos noches caminé cerca de los lugares. Pregunté a los vecinos y me dijeron que no sabían si abrirían nuevamente.

“Aquí vinieron. Me preguntaron cuánto quería por el negocio. Dije que no estaba en venta y já… casi tuve que suplicar para que me dejaran quedarme porque o vendía o me mataban. Al final tenía que atenderlos gratis cuando querían comer”, dice el dueño de un restaurante.

Explica que incluso ofrecieron un millón de dólares en efectivo.

“Así compraron varios terrenos en Cahabón, Fray Bartolomé de las Casas, Chisec y en Playa Grande, Quiché. Usaban los terrenos para bodegas y campos de entrenamiento… ni los militares entraban allí”, dice alguien que reconoció que información que había compartido antes salió en cables de Wikileaks.

Los examigos que terminaron apoderándose de Cobán

“Huyeron hacia Cobán, huyeron hacia Cobán”, repetían con insistencia los policías por radio el día de marzo de 2008 en el que fue acribillado el narcotraficante Juan León Ardón, “Juancho León” , en Zacapa.

Esa fue la primera vez que se empezó a escuchar el nombre de los Zetas en el país. Estaban en Guatemala desde un año antes, pero con el nombre de cartel del Golfo, según la fiscalía contra la narcoactividad del Ministerio Público. En el 2008 fue la escisión de los Zetas del cartel del golfo en México. La información que tenían las autoridades era que Juancho León Ardón trabajaba para el cartel.

Según un cable de la embajada de Estados Unidos en Guatemala, que fue filtrado por Wikileaks, el supuesto narcotraficante Walter Overdick tenía su sede en Alta Verapaz e invitó a los Zetas al país para apropiarse de una ruta directa del tráfico de droga desde el norte de Honduras hasta México, pasando por Izabal, Alta Verapaz, Quiché y Petén.

León Ardón era un “obstáculo” para Overdick y los Zetas porque tenía contactos en Honduras y movía droga por la ruta que ellos querían. Por eso lo matan, según la acusación final que presentó el Ministerio Público en el juicio contra seis mexicanos y ocho guatemaltecos que fueron sentenciados en septiembre pasado  hasta 313 años de prisión por la masacre.

Por meses los fiscales se preguntaron ¿por qué un narcotraficante ( Juancho León) sale de su feudo y se entrega al grupo rival? La respuesta que encontraron fue que Juancho León ya conocía a algunos de sus asesinos. En algún tiempo trabajaron juntos, hasta que Los Zetas se separaron del cartel del Golfo.

Así como traicionaron a Juancho León, así traicionaron a Overdick después de que éste los invitara a Alta Verapaz.

“Lo sacaron de su finca, a él y al Loco Turcios (Ottoniel Turcios)”, dice esta fuente, que también ha sido informante de las autoridades. El Loco Turcios es un narcotraficante que ganó peso después de la captura de Jorge Mario Paredes,“el Gordo”, que fue sentenciado a 31 años de prisión en Estados Unidos.

“Todo iba bien hasta que empezaron a mandar  y a matar aquí en Cobán antes de discutir. Murieron distribuidores de droga que no quisieron vender la de ellos, gente que lavaba dinero pero querían que cada vez lo hiciera más (porque les parecía insuficiente). (Mataron a) gente inocente por verlos mal o por tener un altercado en la calle… era un desorden”, explica.

Y sentencia: “El gobierno entró hasta que afectaron a Overdick y a Turcios. Y a los cardamomeros y a los de la palma africana. Porque de lo contrario no entran”.

Demasiado tarde

La investigación ha demostrado que Guatemala es muy importante para Los Zetas. Los primeros que llegaron a dirigir el grupo fueron a Daniel Pérez Rojas alias, “el Cachetes”, y Flavio Méndez Santiago, “el Amarillo”. Los dos son parte del primer grupo de Zetas de México y ambos fueron escoltas personales del que fue máximo líder del cártel del Golfo, Osiel Cárdenas Guillen capturado en el 2003 y extraditado a Estados Unidos en el 2007.

Unos tipos duros. Cuando fue capturado Cachetes. Los Zetas enviaron a nuevos dirigentes. Entre ellos a Raymundo Almanza Morales, alias “Ray” o “comandante Gori”.

El fue capturado en mayo del 2009 en Monterrey. Ahora quien dirige al grupo, según las autoridades es Miguel Treviño Morales alias “Z40” el segundo líder de los Zetas en México.

 El Corredor “Zeta”

Según la investigación de la fiscalía e información inteligencia de Guatemala los Zetas lograron el control casi absoluto del tráfico de droga del norte de Honduras y el caribe guatemalteco. Mientras iniciaron un lucha en Chiquimula y Huehuetenango para hacerse del control del paso de droga.

Documentos encontrados en allanamientos han establecido que el control de la ruta de la droga inicia en la ciudad de Tela, Honduras. Se encontró un listado de colaboradores  y  sus funciones. Además de constancia de pago a lancheros hasta por 12 mil dólares por recoger droga en el mar y trasladarla a bodegas.

También hay bodegas en la ciudad de Omoa y quien dirige al grupo es un hombre a quien llaman “Zelaya” con el número de teléfono (504) 95316157.

Ya en tierra es trasladada hacia Izabal. Algunos utilizan lanchas para ingresar la droga por el Estor y después al río Cahabón.

Por eso era importante para los Zetas tomar el control de Izabal y sobre todo de Alta Verapaz porque es el distribuidor natural. Pueden enviar la droga hacía Petén, Quiché o Huehuetenango. Dependiendo de las dificultades.

Aunque el principal socio en México era Margarito Mendoza López a quien identificaban en cuadernos y archivos como Z50 y radicaba en Palenque.  Él fue capturado en octubre del año pasado por transportar un arsenal.

Un negocio redondo

Según los datos encontrados en un allanamiento (cuadernos con anotaciones de ingreso de droga y la venta) desde febrero hasta septiembre del 2009 un grupo de Zetas manejó por lo menos 110 millones de dólares (unos 880 millones de quetzales). Los cargamentos llegaron de Izabal, antes de Honduras y fueron llevados a México pasando por Sayaxché y Playa Grande, Quiché.

Y fueron trasladado por lo menos 8000 mil kilos de cocaína y otro número no especificado de heroína. Cada kilo de cocaína tiene un valor de 12,200 dólares y el de heroína llega los 17,500 dólares.

También se reporta que compran fusiles AK 47 en 1900 dólares y chaleco antibalas a 800 dólares. También compran granadas a 200 dólares cada una y cargas de explosivos (TNT) a 450 dólares.

El grupo de Alta Verapaz está conformado por más de 100 personas.

 

(English version of the article translated by InsightCrime: The ghost of the zetas)


 

 

 

 

 

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