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Tipo de Nota: 
Opinión

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19 de Marzo de 2018
Palabras clave

Siempre detesté a Julio Iglesias por misógino, por macho. Pero seguramente me repugna tanto porque macho y misógino es este país: país en el que ser mujer y ser niña es un verdadero martirio.

País en el que toda institución pública se alivia del tedio con una vieja radio y con canciones del recuerdo que acompañan los eternos papeleos y espanta la muerte implícita en la burocracia. Ese día no fue la excepción: Iglesias misógino y tedio mientras la muerte se paseaba por los jardines. De niña a mujer, y yo acompañando la peor noticia que puede darse: «Su hija está entre las fallecidas. Lo lamento».

Me recuerdo con un listón lila en la solapa del chaleco institucional ...

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